sábado, 16 de abril de 2011

Hay un lugar donde no hay tierra, ni agua, ni fuego, ni aire. Donde no se comparten los espacios infinitos; no es este mundo ni es otro, ni ambos. No hay sol ni luna, no puedes llegar a èl ni abandonarlo, ni quedarte. Ni naces ni mueres, no està fijo ni mòvil, no està fundado en nada. Este lugar se llama nirvana, de hecho es el fin del sufrimiento. Es el estado supremo de liberaciòn de todas las ataduras, es la extinciòn absoluta de todo pensamiento y deseo. La absoluta felicidad, la verdadera iluminaciòn, la serenidad sin lìmites. La persona que experimenta el nirvana se compara a un fuego apagado cuando su provisiòn de combustible se ha extinguido. Nirvana no serìa un sitio ni un estado, sino una verdad absoluta que debe ser experimentada. Esa experimentaciòn puede ser lograda sin morirse y cuando muere una persona que ha alcanzado el nirvana, su muerte es su verdadera extinciòn. Quien llega al nirvana se libera ya de la necesidad de otra reencarnaciòn. Ha vencido a la muerte y al dolor.